Ayer instalé la nueva regadera y por supuesto, es ecológica. El empaque es reciclable y se llevó otro punto pues es hecha en México.
Sin embargo lo que se llevó los aplausos fue la válvula reguladora del chorro. Según me dijo el vendedor, era para regular el diámetro del chorro.
Esta válvula no hace más que abrir el paso a todo lo que da o cerrarlo. Ahí fue dónde le encontré una mejor función...
En ciudades como en la que vivo, el clima es normalmente frío, y todos sabemos que es una molestia abrirle a la regadera por primera vez, ya que nos traerá agua fría... que debemos esperar un poco para que el chorro salga caliente y después, ajustarlo con la fría para no quemarnos... el problema viene cuando toca enjabonarse o lavarse el cabello, pues hay que cerrar la llave de la regadera y entonces cuando estemos listos para enjuagarnos tocará recibir otra vez un poco de agua fría, ¡que odioso!
He visto quien para no sufrir de ese odioso chorro de agua fría jamás cierra la llave de la regadera, lo que conlleva a desperdiciar agua y gas o electricidad -según el tipo de calentador.
La ducha de anoche fue de genial gracias a que esa válvula reguladora del chorro me permitió también cerrar el paso del agua y así finalmente no tuve que cerrar las llaves de la regadera mientras me enjabonaba. Al final, además de seguir ahorrando agua, también disfruté de un gran baño en el que la temperatura del agua permaneció como la ajusté, de principio a fin.
Por cierto, el precio de la regadera fue de uno $349 pesos. Pareciera no tan económica pero recuerden que lo sustentable siempre parece ser más costoso y es al final cuando vemos el ahorro en dinero y materia prima...
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