México, D.F., 22 de agosto (apro).- Pocos minutos después que la periodista Carmen Aristegui presentara en su noticiario de la estación WRadio un fragmento de 11 minutos de grabación del empresario Carlos Ahumada, interrogado durante su cautiverio en La Habana, los altos mandos de Televisa, especialmente Bernardo Gómez y Emilio Azcárraga Jean, decidieron que el nuevo documento videográfico “no aporta nada nuevo” al escándalo de los sobornos que realizó Ahumada y que la misma televisora desató en marzo de 2004 durante el programa de “Brozo”.
No sólo eso. Se quejaron por la falta de “lealtad” de Carmen Aristegui, en estos momentos la conductora más importante, influyente y profesional en medios electrónicos. Para quienes están acostumbrados a tener lectores de ‘teleprompter’ y no periodistas bajo sus órdenes, era una afrenta que Aristegui no les hubiera avisado antes de transmitir los videos. Al parecer, el asunto los tomó por sorpresa y descolocados. Televisa es propietaria del 51% de la XEW, pero el consorcio español Prisa, dueño del periódico El País y de decenas de estaciones radiofónicas, posee 49% de las acciones y es el responsable de la calidad y los contenidos periodísticos de los informativos.
La primera gran contradicción de Televisa fue que, ante una exclusiva periodística en una de sus propias estaciones, haya decidido invisibilizarla o minimizarla. En los noticiarios nocturnos de Canal 2 y Canal 4 no transmitieron completo el video, simplemente hicieron una síntesis de lo que para ellos era importante, por supuesto sin hacer mención de que Santiago Creel probablemente gestionó ante ellos la transmisión de los videos.
Sin embargo, más allá de esta actitud tan propia de la vieja herencia de autocensura en Televisa, el video fue un descontón para el consorcio por las siguientes razones:
1. En boca del propio Ahumada –su villano favorito durante una temporada-- Televisa queda perfectamente engarzada en la conjura o el complot que el gobierno de Vicente Fox decidió emprender en 2004 contra el entonces jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador.
Por supuesto, no se necesitaba que Ahumada lo declarara para que esto se diera como una verdad en la opinión pública. Lo que sorprende una vez más es que Televisa, en abono a su falta de credibilidad, finja demencia y pretenda hacer creer que los intereses del consorcio no estaban en juego en esta trama.
2. El video sí aporta elementos informativos nuevos. La deuda o fraude por 30 millones de dólares que Ahumada revela como causa de su animadversión hacia el gobierno de López Obrador, constituye uno de los datos más reveladores. Junto con ello, se desentraña la transacción para que el gobierno federal –a través del senador panista Diego Fernández de Cevallos, tan proclive a lo que elegantemente se conoce como tráfico de influencias o coyotaje-- le comprara un terreno valuado en 3 millones de dólares junto a un estadio de futbol en León Guanajuato. Extorsionador de siempre, el propio Ahumada se queja en el video de que nunca le resolvieron sus “peticiones”, a pesar que entregó los videos.
3. El fragmento revela que no fue un acto de justicia ni una denuncia, sino una clara maquinaria de compra-venta de favores políticos lo que se puso en operación en los videoescándalos. Si Televisa se prestó a esta operación tan grotesca y ambiciosa, por lo menos se esperaba de este consorcio una actitud más periodística.
En el contexto de la crisis postelectoral, el nuevo video de Ahumada ya tiene múltiples interpretaciones y especulaciones. Se dice que es una estrategia del gobierno cubano para influir en la próxima administración, sea quien sea el presidente de la República. Se menciona el elemento de la venganza contra el gobierno de Vicente Fox, que inmortalizó su animadversión hacia Fidel Castro con la frase “comes y te vas”. Incluso, se especula que del propio círculo de Felipe Calderón pudo haber surgido el video para deslindarse de Fernández de Cevallos y cerrarle el paso a las ambiciones de Santiago Creel como un posible presidente interino.
Todas estas versiones forman parte de la ‘rumorología’ mexicana. El hecho es que al tratar de minimizar este testimonio de Ahumada, Televisa se coloca en el centro del efecto boomerang que tendrá este video. La ruta de la teleguerra sucia que se inauguró en México en marzo de 2004, no ha concluido y generará nuevas sorpresas.
Jenaro Villamil Comentarios: jenarovi@yahoo.com.mx
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